El tipo de interés es el porcentaje del dinero prestado que pagaremos cuando alguien nos preste dinero. Se define por tanto como un porcentaje, y básicamente se podría decir que se trata del precio del dinero en un momento dado.
Por ejemplo, si el tipo de interés en un momento dado es del 1%, por cada 1000€ que tomes prestados deberás devolver 1010€, es decir, los 1000€ de principal más el 1% del principal en concepto de interés. En general, el tipo de interés se asocia con cualquier crédito o préstamo, ya que básicamente el precio lo marca el prestamista, es decir, la persona o entidad que nos presta el dinero. Pero en líneas generales, cuando se habla de los tipos de interés en un momento dado, nos referimos al que marca la autoridad monetaria en la economía. En el caso de España, la moneda es el Euro, y la autoridad monetaria que regula los tipos de interés es el Banco Central Europeo (BCE). Éste es quien marca el precio del dinero en primera instancia ya que la nueva liquidez proviene del BCE que presta el dinero a los bancos al tipo de interés oficial, y éstos luego lo vuelven a prestar a empresas y particulares, cada uno con sus propios precios.
La política monetaria del Banco Central
Los bancos centrales tienen la capacidad de tomar decisiones que afectan al crecimiento económico y a la inflación. Básicamente, una autoridad monetaria como el BCE tiene a su disposición dos tipos de herramientas para influir en el precio del dinero.
El primero de ellos es, como decíamos antes, a través de la fijación de los tipos de interés oficiales. Esto es, puede definir el tipo de interés al cual los distintos bancos que forman parte del sistema podrán pedir prestado. Por tanto, cuando el Banco Central sube o baja los tipos, esto repercute en el coste que tendrán los bancos a la hora de pedir prestado, y por tanto afectará indirectamente al precio que tendrán que pagar los hogares y las empresas por el dinero para sus proyectos o inversiones.
Pero los Bancos Centrales también pueden influir en el precio del dinero sin necesidad de tocar los tipos de interés. Y eso simplemente a través de su capacidad para inyectar liquidez en la economía. Como sabemos, el Banco Central Europeo es la única institución con capacidad legal de poder imprimir billetes. Al aumentar la impresión de billetes, aumenta la liquidez en la economía, por lo que hay más dinero en circulación. Cerrando el grifo de la impresión sucede lo contrario. Pues bien, en este caso la cantidad de dinero (billetes) disponible sigue la ley de oferta y demanda. Si el BCE decide imprimir menos billetes, los que ya haya en circulación aumentarán de precio, ya que se reduce la oferta disponible. Esto es por tanto una forma indirecta de aumentar el precio del dinero sin tocar los tipos de interés.
Inflación y deflación
Los tipos de interés están directamente ligados con la inflación. Ya hemos visto cuáles son los efectos de la inflación, que no es otra cosa que un aumentos generalizado de los precios. Pues según la teoría económica, si la cantidad de dinero aumenta, bien porque se imprimen muchos billetes, o bien porque los tipos de interés son bajos, los precios tienden a subir, ya que la oferta monetaria aumenta.
Pues la deflación es justamente el fenómeno contrario. Se trata por tanto de una bajada generalizada de los precios. Normalmente se supone que la deflación supone un problema para la economía. A grandes rasgos, si los precios bajan y el resto de factores (costes de producción) se mantienen constantes, las empresas reducen sus beneficios, por lo que se reduciría en consecuencia la inversión y el empleo.
Pero si bien la deflación puede tener su origen en una disminución de la oferta monetaria, las consecuencias a medio y largo plazo son más dramáticas. Cabría hacerse la siguiente reflexión: en teoría que bajen los precios debería ser bueno para la economía, ya que se fomenta el consumo. Cierto, pero el razonamiento aquí es el siguiente. Que bajen los precios es bueno para los consumidores, pero si esto se sostiene durante un cierto período de tiempo, la gente al final no es tonta. Si tú sabes que el capricho que te querías dar la semana que viene va a estar más barato, lógicamente esperarás. Una semana, o dos, o tres, porque sabes que los precios no hacen otra cosa que seguir bajando. Por tanto al final nadie consume porque todos los consumidores posponemos nuestras decisiones de compra, y las empresas dejan de tener ventas y beneficios. Se entra así en un terrible círculo vicioso, pues con menos ventas y beneficios empiezan a invertir menos y a despedir alas personas, con menos empleo bajan las rentas de los ciudadanos y, en consecuencia, disminuye el consumo, y esto de nuevo hace que se reduzcan los beneficios, la inversión y el empleo.
Los efectos de una bajada de los tipos de interés
El principal objetivo que persigue el Banco Central cuando decide bajar los tipos de interés es conseguir que los distintos agentes que forman parte de la economía puedan tomar prestado el dinero para sus inversiones con un coste económicamente inferior.
Por tanto, si seguimos el razonamiento de la teroría económica, los efectos de una bajada de los tipos de interés serían fundamentalmente positivos para la economía. Por ejemplo si las empresas se pueden endeudar más barato en teoría aumentarán sus inversiones. Al mismo tiempo las familias disponen de más dinero para consumir, ya que además de la mayor liquidez existente, los incentivos al ahorro son menores ya que los intereses percibidos por Renta Fija son menores. Por otro lado, si las empresas venden más e invierten más, preverán la necesidad de contratar más mano de obra por lo que la tasa de desempleo disminuirá. Esto de nuevo realimenta el consumo ya que aumenta la renta disponible de las familias.
Desde un punto de vista de comercio exterior, si crecen los beneficio de las empresas, éstas se animan a exportar, lo que hace que la balanza comercial aumente. Al mismo tiempo, la demanda de moneda local aumenta, lo que hace que ésta se aprecie en mercados de divisas internacionales.
Respecto al impacto de una bajada de los tipos de interés en los mercados financieros, las consecuencias serían las siguientes en teoría. Como hemos visto, los beneficios de las empresas aumentan, lo que hace que el valor de sus acciones aumente también. Al mismo tiempo, las emisiones de deuda pública que el país haga se realizará a tipos de interés menores, ofreciendo una menor rentabilidad. Como en teoría los inversores siempre mueven su dinero buscando las opciones que más rentabilidad ofrezcan en un momento dado, esto provocaría un trasvase de fondos del mercado de renta fija de renta variable. Y este aumento de la demanda de productos de renta variable (acciones), hace de nuevo y a su vez que su cotización suba, alimentando así el círculo virtuoso.
Por supuesto, esto es sólo la teoría. En la práctica, hay muchas más variables que influyen. Y huelga decirlo, si los efectos de una bajada de los tipos de interés son éstos, las consecuencias de una subida de los mismo cabría esperar que fueran los contrarios.
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